A veces siento que hablar de alimentación se ha convertido en repetir lo que todos quieren escuchar: dietas de moda, suplementos, ayuno intermitente o lo último que está en tendencia en redes y claro, cuidar nuestra salud es importante. Pero, ¿Cuántas veces nos detenemos a pensar en lo que no se ve? ¿En lo que tiramos a la basura sin pensar? ¿Dónde va esa papa que dejamos olvidada hasta que se pudre? ¿O ese resto de cebolla china que pudo tener una segunda vida en otro plato?
Quiero contarte algo que a mí me hizo reflexionar hace un tiempo leí algunas investigaciones sobre el desperdicio de alimentos, y cómo esto se conecta directamente con la sostenibilidad del planeta. Y pensé: si yo, que trabajo en nutrición, a veces descuido eso… ¿Cuántos más también lo harán sin darse cuenta? por eso decidí escribir esto porque así como hablamos de colágeno o dietas antiinflamatorias, también debemos hablar de esto con la misma responsabilidad.
¿Dónde comenzó todo esto?
Toda mi curiosidad por este tema comenzó de una forma muy casual un día cualquiera, mientras caminaba entre estantes de libros en liquidación, encontré un ejemplar que llamó mi atención: "Cuando la tierra pide SOS" de Cristina Santos un título potente, ¿no? ese libro plantea muchas preguntas sobre si estamos a tiempo de salvar el planeta. Yo siempre había escuchado hablar de la Agenda 2030, de cuidar el planeta, pero nunca me había detenido a pensar realmente en el impacto de los desperdicios de alimentos en todo esto.
Terminé ese libro y sentí algo muy fuerte: una mezcla entre preocupación y curiosidad, siempre escuché la frase "cuidemos el planeta para las generaciones futuras", pero lo que no sabía y entendí con ese libro es que nosotros somos esa generación futura.
Y fue ahí donde todo cobró sentido para mí coincidió con que volvieron a emitir la película Interestelar, y en ella el oficio más importante en el futuro es la agricultura. Aunque sé que suena raro mezclar una película con nutrición, lo traigo porque me hizo reflexionar aún más no es solo una cuestión de ciencia ficción, es la realidad que nos tocaría enfrentar si no despertamos ahora.
Además, me di cuenta de que si bien no todos opinamos igual y sería tonto pensar que deberíamos hay personas con opiniones mejor fundamentadas, expertos que llevan años investigando. Yo apenas estoy empezando en este mundo, pero desde muy pequeña me importó el planeta y el hecho de haber estudiado una carrera como nutrición, que ahora sé que también se relaciona con estos temas, me apasiona todavía más.
Este artículo, te cuento con sinceridad, estaba pensado para ser publicado el año pasado en el día de la Alimentación. Pero lo extendí porque quería que no fuera solo un texto más: quería contarlo bien, que puedas entenderme, que se sienta real porque así como a mí me ayudó una experiencia personal plantar un poco en casa, conversar con gente en ferias, escuchar a un docente que siempre hablaba sobre sostenibilidad y avances en nutrición quizás a ti también pueda dejarte algo.
Ahora sí...
Debes saber que la Agenda 2030 es un plan mundial propuesto por la ONU en uno de sus objetivos el N.º 2 se plantea algo muy claro: acabar con el hambre y promover una nutrición adecuada a través de una agricultura sostenible pero esto no se trata solo de producir más comida. También se trata de cambiar lo que hacemos en casa: cómo compramos, cocinamos, consumimos y, sobre todo, cómo dejamos de desperdiciar.
La FAO estima que en nuestra región, más del 11% de los alimentos se pierden o se botan. Y mientras tanto, hay miles de personas que no tienen qué comer. ¿No te parece contradictorio?
🌿 ¿Y si comiéramos con más conciencia?
Hacer nutrición sostenible no significa dejar de comer carne o volverse vegano si no quieres es simplemente comer mejor, con más intención y menos desperdicio. Elegir lo que de verdad necesitas, apoyar lo local, pensar en la temporada de los alimentos, evitar lo ultra procesado, y aprovechar lo que ya tienes en casa, eso ya es un gran cambio.
Las investigaciones lo dicen: dietas con más vegetales, legumbres, frutas y menos productos ultra procesados son mejores no solo para tu cuerpo, sino para el planeta pero no se trata de imponer cada quien adapta según su cultura, su acceso y sus gustos.
Cocina de aprovechamiento y huertos caseros: recetas con lo que otros botan
Te comparto algunos ejemplos que yo misma he probado:
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Tallos de brócoli o espárragos salteados con ajo, para acompañar arroz.
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Cáscaras de papa al horno con romero y aceite de oliva. Crocantes, deliciosas y sin tirar nada.
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Pesto con hojas de zanahoria: sí, esas que normalmente van a la basura, mezcladas con ajo, aceite y nueces hacen un aderezo genial.
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Cebolla china o ajos brotados: los puedes replantar y tener tu propio mini huerto en casa.
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Verduras al borde del vencimiento: conviértelas en cremas de verduras o tortillas vegetales aprovechas, comes sano y ahorras.
Mi favorito de todos estos ejemplos son las cremas de verduras que de hecho las consumo desde muy pequeña, comer un plato de estos me transporta al lado de mi madre pidiendo que por favor añada queso en cubitos sobre la crema de verduras.
Algo que también descubrí en este proceso fue la posibilidad de reutilizar restos de vegetales para iniciar pequeños cultivos caseros. Es una idea que no solo reduce el desperdicio, sino que también fortalece la conexión con los alimentos y con la tierra.
Hay muchos vegetales que puedes replantar desde sus sobras:
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Cebolla china: simplemente ponla en agua y volverá a crecer.
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Zanahorias: puedes usar la parte superior para obtener hojas comestibles.
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Lechuga romana o escarola: rebrota fácilmente si colocas la base en un poco de agua.
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Apio: igual que la lechuga, solo necesitas un recipiente con agua.
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Ajo o cebolla: pueden plantarse cuando comienzan a brotar.
Esto también es una forma maravillosa de enseñar a los niños sobre el valor de los alimentos les ayuda a entender de dónde vienen, a cuidarlos, y a generar una relación positiva con la comida desde la infancia.
De hecho, buscando más sobre este tema te diré que existen muchos youtubers, creadores de contenido y talleres comunitarios que enseñan técnicas de agricultura urbana y cocina sostenible. El último evento que asistí fue una feria local donde mostraron cómo cultivar lechugas en agua, sin tierra, y otras verduras hidropónicas lo cual me llamó muchísimo la atención.
No soy una experta pero me animé a probar esto, empecé con un cajón de madera con tierra en casa, donde planté cebolla china, tomates, zanahorias y fresas, verlas crecer fue una experiencia enriquecedora, y compartirlo con mi familia hizo que valoremos aún más los alimentos.
📖 Recetario de aprovechamiento:
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Tallos salteados con arroz integral y huevo pochado.
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Chips de cáscara de papa con guacamole.
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Pasta integral con pesto de hojas de zanahoria.
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Tortilla de verduras marchitas con queso bajo en grasa.
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Crema de zanahoria, brócoli y papa sobrante.
📃 ¿Qué dicen las investigaciones?
🌍 Estrategias desde casa que sí funcionan
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Compra solo lo necesario.
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Conserva bien tus alimentos.
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Cocina porciones adecuadas.
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Planea tus menús semanales.
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Reutiliza sobras de manera creativa.
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Prefiere mercados locales.
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Usa hierbas y especias en lugar de salados industriales.
📚 A nivel nacional e internacional
En Perú, el Plan Nacional de Seguridad Alimentaria 2021-2030 promueve una alimentación adecuada con criterios de sostenibilidad. Y en el mundo, la FAO y OMS ya trabajan para reducir el desperdicio y asegurar dietas saludables.
🪴 En resumen, comer también es un acto de cuidado
La nutrición sostenible no es una moda ni una obligación es una oportunidad una forma de cuidar tu salud y la del planeta al mismo tiempo, una manera de enseñar con el ejemplo de hablar de temas que realmente importan. Porque si bien nos encanta hablar de antioxidantes y metabolismo, también es momento de hablar de respeto, de conciencia y de comunidad.
Comer bien, aprovechar mejor, y compartir lo que sabemos eso es también nutrición.